Más de una persona habrá notado que en despegues y aterrizajes nocturnos, los miembros de la tripulación, atenúan las luces del interior de la cabina; no se apagan del todo, pero sí se reduce su intensidad. Hay quien llega a pensar que esto se realiza para facilitar el trabajo de los motores, pero la explicación no tiene que ver con temas eléctricos ni de empuje, sino oculares. ¿Por qué?
Atenuar las luces permite que los ojos, tanto de los pasajeros como de la tripulación, se adapten mejor a la falta de luz del exterior. De esta manera, ante una hipotética evacuación, se conseguiría una mayor celeridad, visión sobre el exterior y, por lo tanto, se abandonaría el avión en menos tiempo y con mayor seguridad.
Esta medida, destinada a operaciones nocturnas, se suma a un conjunto de otras medidas que se toman antes de cada despegue y aterrizaje, con el fin de estar mejor preparados ante lo más improbable.
(Foto: Dgmiami/Flickr)
JUL
2014